Una de las actividades académicas que nos está separando de los países en desarrollo es la mínima inversión en la investigación que estamos realizando, y además de la publicación de los resultados de las mismas. Países como China Continental, Polonia, Irlanda y República Checa que hace algunas décadas atrás tenían problemas de pobreza extrema y grandes desigualdades sociales, hoy en día son las economías con un crecimiento económico ejemplar.
En Nicaragua obviamente hay un gran déficit de presupuesto asignado a esta actividad, sin embargo quiero traer a esta reflexión a las universidades públicas y privadas, y preguntarles qué están haciendo sobre la promoción en su centros de estudios sobre esta importante actividad, ¿cuánto del 6% asignado a las universidades está destinado a la investigación?, debe de suponer que existe este rubro, ¿pero los resultados quien lo administra y los distribuye al público en general?
Si queremos producir conocimiento y queremos insertarnos en buena posición en la economía mundial no podemos renunciar a investigar, porque si no, nos convertiremos en la simple operación informática de copiar y pegar conocimiento creados en otras condiciones climáticas distintas a las nuestras, ¿en qué nos convertiremos si nuestras universidades e institutos estatales de investigación no invierten sus recursos para acercarnos a conocer nuestras potencialidades?
Hace un par de años asistí al II Taller de Redacción de Artículos Científicos sobre Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica y República Dominicana, en la Universidad de Costa Rica, auspiciado por el INCAP-OPS, en el que se debatía sobre la investigación científica en la región centroamericana, todos los participantes coincidimos en que no se puede renunciar a la “Investigación” y “Publicación” de los resultados, así mismo promover iniciativas en la región para seguir abordando los problemas de pobreza y exclusión social con alternativas viables de solución.
El compartir con los colegas de la región centroamericana experiencias y conocimientos, es que puede acercarme a entender por qué el istmo tiene grandes problemas con la inseguridad alimentaria y nutricional, además de las grandes desigualdades sociales y deterioro de las instituciones públicas, precisamente porque la “investigación” la hemos convertido en la cenicienta y la hemos sustituido por importar conocimientos de otras latitudes.
De tal manera que las universidades del país, las instituciones del Estado y los organismos no gubernamentales deben de reactivar la investigación si verdaderamente quieren que sus proyectos de inversión social, económica subsistan y puedan tomarse como referente para nuevas propuestas metodologías y para la formulación de políticas públicas.
Además de la Investigación y Publicación se necesita que en el país se discuta temas de interés para la comunidad científica y que estos textos sean accesibles para la población en general, para que nos vayamos conociendo nuevas ideas y las posibilidades de ponerlas en práctica, la discusión de ideas es importante para la formación de nuestra identidad nacional y sobre todo para que las futuras generaciones cuenten con puntos de referencia para que ellos y ellas puedan desarrollar viejos y futuros proyectos.
Si queremos producir conocimiento y queremos insertarnos en buena posición en la economía mundial no podemos renunciar a investigar, porque si no, nos convertiremos en la simple operación informática de copiar y pegar conocimiento creados en otras condiciones climáticas distintas a las nuestras, ¿en qué nos convertiremos si nuestras universidades e institutos estatales de investigación no invierten sus recursos para acercarnos a conocer nuestras potencialidades?
Hace un par de años asistí al II Taller de Redacción de Artículos Científicos sobre Seguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica y República Dominicana, en la Universidad de Costa Rica, auspiciado por el INCAP-OPS, en el que se debatía sobre la investigación científica en la región centroamericana, todos los participantes coincidimos en que no se puede renunciar a la “Investigación” y “Publicación” de los resultados, así mismo promover iniciativas en la región para seguir abordando los problemas de pobreza y exclusión social con alternativas viables de solución.
El compartir con los colegas de la región centroamericana experiencias y conocimientos, es que puede acercarme a entender por qué el istmo tiene grandes problemas con la inseguridad alimentaria y nutricional, además de las grandes desigualdades sociales y deterioro de las instituciones públicas, precisamente porque la “investigación” la hemos convertido en la cenicienta y la hemos sustituido por importar conocimientos de otras latitudes.
De tal manera que las universidades del país, las instituciones del Estado y los organismos no gubernamentales deben de reactivar la investigación si verdaderamente quieren que sus proyectos de inversión social, económica subsistan y puedan tomarse como referente para nuevas propuestas metodologías y para la formulación de políticas públicas.
Además de la Investigación y Publicación se necesita que en el país se discuta temas de interés para la comunidad científica y que estos textos sean accesibles para la población en general, para que nos vayamos conociendo nuevas ideas y las posibilidades de ponerlas en práctica, la discusión de ideas es importante para la formación de nuestra identidad nacional y sobre todo para que las futuras generaciones cuenten con puntos de referencia para que ellos y ellas puedan desarrollar viejos y futuros proyectos.